Al cine, una revisión a la oferta comercial.

La película Belfast de Kenneth Branagh, uno de los títulos revelación de la temporada que ha obtenido siete nominaciones a los Premios de la Academia 2022 (y resultó ganador en seis de estas), incluida la de mejor película y dirección. Belfast, el diario personal del director y la mirada social sobre Irlanda del Norte en el año del alunizaje, 1969, nos ofrece la perspectiva de un niño de nueve años, Buddy, que descubre por un lado el desconcierto del hombre, la explosión de conflictos sociales impulsados por una crisis económica atroz y los crecientes malentendidos históricos entre católicos y protestantes, pero por el otro toda la belleza del amor, la amistad, la familia y sobre todo la maravilla de la gran pantalla, el cine. "Belfast es la película más personal que he hecho". Dijo el director Branagh, quien agregó: "Me tomó cincuenta años encontrar la manera correcta de contarlo, con el tono que quería. Puede llevar mucho tiempo entender incluso las cosas simples y encontrar la perspectiva correcta". Utilizando el proceso de autoficción, la mezcla de biografía y conexiones ficticias, el autor compuso un retrato de una época de su país natal entrelazándolo con el de su familia, en la encrucijada de una decisión importante: quedarse allí, en ese escenario de conflicto, o buscar el futuro lejano, irse. 

En Belfast la historia no se desequilibra sobre el dolor o las fracturas, sino que amplía el campo de la mirada incorporando ternura, salvaguarda la memoria de los recuerdos que generan identidad y pertenencia a sus raíces; Y de nuevo, la película se convierte en portadora de una mirada reparadora, conciliadora, una narración de las historias de mujeres y hombres sin vallas, sin juicios. El de Kenneth Branagh es un acto de amor por su propia ciudad, la memoria de quienes permanecieron allí en aquellos días difíciles, así como de quienes se fueron en busca de un futuro; BELFAST es también una dedicación a aquellos que se han perdido, que han elegido los caminos equivocados. 

Belfast es una película que pacifica, que recompone las piezas de un mosaico histórico-social irregular y doloroso; su mirada es completamente envolvente. No hay ni ganadores ni perdedores. Hay sufrimiento, sí, pero templado por la ternura, donde también hay un humor generalizado. Kenneth Branagh firma la película de la vida, una ganancia lograda en plena madurez artística y personal, que le permitió acercarse a sus recuerdos con una mirada renovada y libre, apoyado en la dulzura nostálgica. Escrita y dirigida con gran habilidad, recurriendo a un uso refinado del blanco y negro, Belfast también conquista por las interpretaciones, todas de gran profundidad, en particular las de los veteranos Judi Dench y Ciarán Hinds, abuelos de Buddy. 

La propuesta de resaltar esta película sobre el camino cuaresmal, para la Pascua, se debe precisamente a este enfoque orientado a la comprensión y la pacificación. Incluso cuando el horizonte está teñido de negro, incluso cuando todo a su alrededor parece girar hacia la noche más oscura, es necesario reafirmar la esperanza y la cultura del encuentro marcado por la solidaridad. 

Con la paciencia del agricultor, nunca se cansa de hacer el bien. Una invitación que intercepta el compromiso educativo y formativo tejido en esta película de Reinaldo Marcus Green, una obra que lleva a la pantalla la historia de las campeonas de tenis Venus y Serena Williams, pero sobre todo la dedicación de los padres Richard y Oracene. Una familia ganadora - King Richard es una de las películas destacadas en la temporada de cine 2021-22, en la carrera con seis nominaciones (incluida la mejor película, conquistó cinco de las seis nominaciones) en la 94ª edición de los premios de la Academia y ya ganadora de un Globo de Oro para el Mejor actuación de Will Smith.

La película que se mueve entre la comedia y el drama con una formación familiar-educativa, se centra en el sueño americano, el camino de la redención de Venus y Serena Williams desde los suburbios pobres de California hasta el Olimpo del tenis, en el podio de Wimbledon. Una historia que no centra previsiblemente la atención en las hermanas Williams, sino que desplaza la mirada hacia los padres Richard y Oracene -Will Smith y Aunjanue Ellis- sobre su agotador sacrificio entre dobles turnos de trabajo y largas horas mientras los entrenadores pasaban entrenando a sus niñas en los desolados campos del vecindario en Compton, bajo los golpes de un crimen fuera de control. Antes de ser una película vibrante y emocionante sobre el valor del deporte, Una familia ganadora- King Richard resulta ser el retrato de una gran familia, de dos padres que se encuentran en el puesto avanzado de coraje, valores y resiliencia en los suburbios de Estados Unidos; en particular, es la instantánea. de un padre y su sueño desesperado, obsesivo y conmovedor para sus hijas, para su futuro. 

Contando con el apoyo de las hermanas Williams, con Venus, Serena e Isha Price como productoras ejecutivas, la película esboza la historia de una familia extraordinaria, es una película que conquista por la apasionante historia deportiva, así como por la intensa historia familiar, por ese vínculo padre-hija marcado por el rigor, la dedicación y la ternura generalizada. Una historia compacta y fluida que recorre rápidamente los 144 minutos, sin sentir ningún tipo de fatiga. 

La Cuaresma es un tiempo propicio, indica el papa Francisco, para cultivar "una comunicación humana más integral [...] hecho de "encuentros reales" [...], cara a cara". Este es el mensaje que también encontramos guardado en la película animada Encanto (2021), el largometraje número 60 de Walt Disney Animation Studios, nominado al Oscar 2022 a la mejor película de animación (y lo logró). Dirigida por Byron Howard, Jared Bush y Charise Castro Smith, la película se centra en una reflexión colorida y festiva sobre la familia y la necesidad de fortalecer el diálogo, la escucha mutua. 

Avanzando por el camino del realismo mágico a Gabriel García Márquez, la película compone una oda a la familia a partir de las atmósferas de América Latina: después de Coco (2017), largometraje en México, ahora Disney cuenta la historia de Colombia. "Pensamos -subraya el director Byron Howard- que sería maravilloso contar una historia que no se tratara solo de dos personajes, sino de una gran familia extendida. Queríamos celebrar las complejas dinámicas que caracterizan a las familias numerosas y tratar de entender cómo funcionan". 

La historia. Colombia, Alma Madrigal y su esposo Pedro son dos jóvenes recién casados con tres hijos; forzados por las amenazas de los insurgentes, caminan en medio de la noche hacia las montañas en busca de refugio. En el momento de mayor necesidad llega una ayuda providencial: una luz de esperanza revela a los Madrigal un lugar de protección, mágico, una casita con poderes extraordinarios. Décadas más tarde encontramos a Alma anciana a la cabeza de la gran familia, donde sus tres hijos han formado a su vez lazos de los que nacieron nietos. Todos ellos han recibido, viviendo en la casita, un poder mágico, todos con la excepción de Mirabel, cuyo talento resultará salvífico para toda la comunidad: ella es la única que se da cuenta de que la "casita" pierde poderes, protección, con fracturas amplificadas por malentendidos familiares... 

En Encanto asistimos al viaje aventurero de la joven Mirabel que parte en busca de las causas que socavan la estabilidad de su casita, de los vínculos entre los Madrigal. Más que un viaje físico -en el que también se encuentra a su desaparecido tío Bruno, que se ha ido por miedo y demasiado amor -, el de Mirabel será un viaje en el camino del corazón y memoria familiar, un camino del que surgirá con fuerza todos los malentendidos, arrepentimientos o deseos ocultos de cada Madrigal, pero al mismo tiempo también el poderoso tejido afectivo mutuo. 

Encanto se convierte así en una metáfora de las relaciones familiares de hoy, en cualquier realidad social, a menudo acorraladas por la falta de diálogo. La película se propone, por tanto, como una invitación a poner la palabra, la comparación, la escucha, una exhortación a reparar cada fractura. Y si el tema es de la actualidad apremiante, no un poco densa, para hacer todo altamente utilizable y agradable son los destellos de humor, ráfagas de atmósferas coloridas y canciones con ritmos vibrantes compuestas por Lin-Manuel Miranda, sorprendente actor, compositor y director de origen puertorriqueño ganador de numerosos premios incluyendo varios Premios Tony, Grammys y un Pulitzer por el musical Hamilton (2016). Para Encanto Miranda compuso ocho canciones originales (incluyendo la exitosa canción No se habla de Bruno, We Dont Talk About Bruno) que apuntalan la historia con mágica alegría. En general, la animación de Encanto es una película que se agradece por la apuesta por temas y estilo de la historia; música, canciones y colores equilibran el guion haciendo volar la historia. 

Este año se cumplen también 45 del lanzamiento de la película de Franco Zeffirelli: Jesús de Nazaret como un drama televisivo que sale en 1977 y la primera cadena RAI la emite del 27 de marzo al 24 de abril 1977 en cinco episodios de 75 cada uno (aproximadamente) en la versión en color. 

Zeffirelli escribe en su libro Autobiografía (Mondadori 2006, pp. 313-ss.): "El proyecto de la película sobre Jesús habría tomado dos años de mi vida. Precisamente, se trataba de producir una serie de televisión que narrara la vida de Cristo siguiendo casi al pie de la letra los textos acordados del Nuevo Testamento, sin recurrir a la leyenda y sin aprovechan un falso misticismo cinematográfico. La verosimilitud que el cine puede crear fue para servir para mostrar la humanidad de Cristo. Eso es todo. Simple pero también aterradoramente complejo. (...) Al principio me enfrenté a dos problemas diferentes: en primer lugar, la necesidad de tener una historia básica con una recitación y un diálogo aceptable como la "palabra de Cristo" y, en segundo lugar, la necesidad de utilizar un entorno lo más cercano posible a la imagen de lo que iba a ser Tierra Santa en el tiempo de Cristo". 

Así, con estudiada delicadeza Zeffirelli completa el trabajo, incluyendo la diplomacia puesta en marcha para componer el reparto, entre los más importantes jamás vistos: una serie de estrellas, a las que el director les ha quitado el aire de precedentes demasiado famosos para convertirlos en actores dedicados a construir una experiencia nueva, inolvidable. Comenzando con Jesús, de 34 años, un lúcido y sufrido Robert Powell. No habría sido fácil para mí reajustarme a los viejos hábitos". Y realmente, solo en el momento de poner la palabra "fin", el director comienza a entender la importancia de lo que ha logrado. Recordando hoy los cuarenta y cinco años que han pasado desde aquel 1977, los cambios que se han producido en la técnica del rodaje, en la forma de "rodar" entre el cine y la televisión, uno no puede dejar de sentirse en Jesús de Nazaret el aliento de una inspiración elevada y conmovedora. 

Repasémoslo hoy, pensemos cuántas veces (el número es imposible de cuantificar) la película (definámosla así, por convención) ha sido replicada, propuesta y usado siempre que fuera apropiado hablar de la vida terrenal de Cristo. Muchos (críticos y espectadores) han tratado de rebajarla, de resaltar ciertos planos, ciertas estéticas consideradas anticuadas; Pero la textura del conjunto se ha mostrado más fuerte, más robusta la fuerza general de los actores, paisajes, diálogos, imágenes. Si hacemos la tara de cierta antipatía que el "personaje" Zeffirelli no pudo (ni quiso) rechazar, si podemos admitir sinceramente lo sustancial El dominio del director florentino de la belleza con la que retrata los momentos individuales de expresión artística (cine, teatro, ópera), podemos concluir con la tranquila admisión de que El Jesús de Nazaret mantiene en plena tercera jornada una fuerza expresiva, una capacidad para mirar el rostro inefable de Cristo que es completamente actual y moderno.  

Cuaresma, Semana Santa, Pascua: los tres momentos "fuertes" del calendario litúrgico han encontrado en imágenes en movimiento muchas ocasiones de diferente resolución. Jesús de Nazaret, la película de Zeffirelli a sus 45 años todavía tiene el potencial de generar esa visión plenamente humana que nos lleva a la consideración de lo plenamente divino.